Al hilo del totalitarismo imperante que denunciaba WSC en la entrada anterior, quiero reciclar un comentario que hice en el blog de Moa en Abril pasado.
La característica que más me asombra del totalitarismo fachirrojo que sufrimos desde la transición es la de que se asienta sobre valores y principios perniciosos, que la sociedad ha aceptado, no se porqué mágico motivo, como buenos:
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La cobardía es defendida sin rubor por casi todos. El escándalo del no a la guerra, la rendición ante la eta, y la vergonzosa reacción de España tras el 11-m serían los ejemplos más claros, aunque hay más.
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La irresponsabilidad es muy prestigiosa en buena parte de la sociedad, por eso cuelan las leyes de educación pijiprogres que nos van destrozando hacia adelante, hacia el futuro, convirtiendo a la juventud en una pandilla de púberes inmaduros para siempre, sin otro horizonte que el botellón. Somos el país de los niños reviejos y de los adultos infantilizados.
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La honestidad también está poco valorada por la sociedad. La corrupción generalizada ya ha permeado de la política a la sociedad, y todos aspiran a participar en el saqueo. Lo de Marbella o Ciempozuelos es sólo la punta del gigantesco iceberg que subyace. Que la vivienda sea la carga ominosa que ahoga a las familias no es casualidad. Es la mordida, la gabela alambicada y posmoderna de nuestra sociedad. Se puede pagar la corrupción a la mexicana, a un triste guardia urbano, o de manera más sofisticada, casi sin saberlo, en las cuotas abusivas de la hipoteca, cuyos beneficiarios son las manos muertas de hoy: políticos mafiosos.(Pleonasmo).
-Y sobre todo
la mentira. La mentira es la fuerza más poderosa de la modernidad, como ya advirtió Revel (hay gabachos decentes, albricias). Yo creo que es el motor más profundo y más influyente de nuestra sociedad, y si hay que dar la batalla en todos los campos y constantemente, pues nos lo estamos jugando todo en esta sutil contienda, en el campo de la mentira es donde más tenemos que perder y que ganar. Y vamos perdiendo.
En España casi se ha conseguido unir la nación no sobre vínculos históricos o afectivos o económicos, sino sobre una historia falsa y maniquea en la que casi todos creen.
Somos una nación porque todos creemos la misma mentira, y hasta el PP ha sucumbido un poco ante los cantos de sirena de esa falsa nacionalidad.
Pero esa historia tiene trampa, pues al colocar a unos españoles como siempre en el lado de los buenos, enfrentándolos a los malos -Peces Barba dixit- legitima unas ideas por encima de la democracia, de la libertad individual, de cualquier cosa. Los progres se creen legitimados para violar la ley y las libertades porque son los apóstoles de la religión oficial. Y está religión tiene como texto sagrado el falso mito de la historia de España en su conjunto, y de la república y el franquismo en particular. Por eso han anatematizado a Moa, porque si se desenmascaran sus mentiras, pierden toda legitimidad, tanto de origen como de ejercicio: si la república fue un fraude de la izquierda para imponer la dictadura, sea soviética o mexicana "a la PRI", ya no podrían atacar ésta constitución con el mismo truco, ni serian los "buenos" que hacen asonadas como las del 12-13 14-m, y ¿tendrían que respetar la ley y la libertad de los españoles? Eso nunca. La mentira histórica les da valor como herederos- falsos- de los salvapatrias- falsos- de la república, lo que disfraza su intención de crear la perfecta dictadura posmoderna:La refrendada por la urnas, por una mayoría cómplice, dormida, engañada o voluntariamente ciega. ¡Y pensar que bastaría con advertir que la segunda república la defienden sólo castristas de mierda como Llamazares para desenmascarar su afán totalitario!
Y es que esta subversión de los valores tiene muy buena venta, porque el
RENCOR es la motivación más generalizada en España:
Rencor contra la excelencia, en sus múltiples facetas: económica, cultural, moral... de los mediocres contra todo el que aporte algo fruto del talento y del esfuerzo. Para ello hay que tejer una tela de mentiras lo suficientemente tupida que permita subvertir el orden de valores, y permita a los cobardes, mediocres y débiles mentales creerse algo valiosos. Y lo han conseguido: Que el antiamericanismo sea el vicio más compartido en España, por izquierdas y derechas, lo demuestra. Si los que luchan por la civilización occidental y la libertad, con más o menos acierto, pero con su sangre y su dinero, nos parecen el verdadero enemigo, ¿Que dice eso de nosotros?
Es probable que algunos de vosotros estéis de acuerdo conmigo en este diagnóstico. Lo difícil es averiguar porqué España es así. Porque se ha subvertido el orden de los valores, y lo bueno y santo ha pasado a ser malo y maldito, lo bello, feo, y lo honrado, un delito. Yo creo,- y es aquí donde me arriesgo, pues es mera intuición especulativa-, que la fuerza que ha guiado este movimiento hacia la degeneración y el envilecimiento ni ha sido espontánea, ni natural, ni popular, por decirlo así. La corrupción moral en todos los ordenes no ha partido del pueblo, sino del Estado; no de la nación, sino de las leyes y las administraciones públicas, sobre todo desde la consagración de la constitución nefasta del 78 ( la "Nicolasa", como certeramente la llama A. Duque). Esta podredumbre se ha filtrado por ósmosis en el alma de la población, hasta hacerla monstruosa, como el retrato de Dorian Gray. Los defectos explosivos y letales de la constitución ya los denuncié en un comentario anterior, y no los voy a repetir aquí.
Por eso, querido Oswald-ludfranz, amigos todos, sí es crucial cambiar la estructura política. La dicotomía libertad / totalitarismo no es sólo un síntoma de una enfermedad profunda, sino la enfermedad en sí, cuyos síntomas son la decadencia de occidente que denunciara ya hace cien años Spengler. Así, que haya menos libertad, o más gasto público, o un Estado paternalista y tiránico (aunque se esconda tras la demagógia buenista), o desaparezca la separación de poderes, no reflejan la corrupción espiritual de occidente, sino que ésta es un reflejo de dichos defectos :de tal totalitarismo, de esa falta de libertad verdadera. Eso es lo que se ha contagiado a la gente, y
no es la decadencia de la gente lo que se ha comunicado al estado. Justo a la inversa. Fíjense en el orden cronológico de los acontecimientos y en lo vertiginoso del proceso, y y verán donde está el mal, y por ello, la solución.