No voy a hablar de teología.
El camino que va de la fe a la esperanza es el tránsito entre creer lo increíble y creer que ocurrirá lo posible. La esperanza, aunque vana, aunque frustrada más tarde, es el escalón optimista de esta dualidad. Fe es creer que ZP ayudará a solucionar algo de lo que pasa. Esperanza es que Obama sirva para sacarnos, de rebote, del marasmo económico. Porque aunque imagen sólo durante la campaña, no ha demostrado aún que sea imagen sólo en la realidad, y de hecho nombrar a Hillary Clinton y al secretario de Defensa de Bush para su gobierno demuestra gran seguridad en sí mismo y suficiente visión para evitar el maniqueísmo político. Por lo tanto, aunque defraudados por la reacción popular, quizá este hombre nos de alguna alegría. Hay motivo para la esperanza.
Lo que no se si es fe o esperanza es creer que la profunda corrupción que gobierna toda la sociedad en España, económica y política y social y cultural y moral, tenga solución. La crisis no es más que el síntoma de esa corrupción, por eso es y será más profunda aquí que en otros sitios.
También en esto, aun que peque de ingenuo, yo tengo esperanza.