He de dar cuenta de dos noticias significativas, creo que conocidas por los que lean este post, pero que merecen un comentario.
Empecemos por la buena. Murió Augusto Pinochet. Es una buena noticia y hubiera sido excelente si no fuera por que muere con décadas de retraso. Murió en la cama, pidió la extremaunción y se la dieron. Murió rodeado de los suyos, de puro viejo, en la paz y la tranquilidad de una unidad hospitalaria perfectamente acondicionada. No lo secuestraron a media noche, ni lo llevaron asustado a un estadio de fútbol, ni lo encerraron en un sótano, ni lo apalearon, ni lo torturaron, ni lo violaron, ni lo drogaron, ni lo arrojaron en avión sobre el frío mar de la Patagonia. Lo enterrarán en la tumba por él escogida, su cadáver reposará allí para que lo lloren sus familiares y aquellos que lo deseen, no aparecerá de improviso, podrido e irreconocible en la soledad de una costa austral, ni se encontrará junto con otros en el espantoso hacinamiento de una fosa común sepultado en el olvido. No, murió como mueren las personas, algo que negó a los que cayeron bajo las garras de un cóndor terrible. Que se pudra. Perdón por el exabrupto, pero es así como lo siento. No voy ha ser yo quien defienda la nefasta y peligrosa gestión del derrocado presidente Allende, de sobra sé la deriva que tomó su presidencia, tampoco seré yo quien niegue las bondades económicas del régimen de Pinochet, evidentes por sí mismas; pero ni un solo punto de más en PIB chileno justifica un solo segundo de su presidencia, ni uno solo. Recibirá cristiana sepultura aquel que se la negó a miles de compatriotas, algunos defenderán su gestión entrecomillando la muerte y la tortura como males inevitables que hay que lamentar como si de un tsunami se tratara: no lo fueron y a mí se me revuelve el cuerpo de pensarlo. Siento que no se muriera antes, no se merecía otra cosa. Púdrete Pinochet, allá donde te encuentres.
Esa es la buena noticia, ahora viene la mala, al menos para mí. Es una mala noticia que muchos de aquellos que desde la distancia jaleen y se alegren del fallecimiento de Pinochet, como yo lo hago, me den asco y rabia. Me dan rabia porque no dirán nada, salvo lamentarse cuando muera el dictador cubano, a lo sumo entrecomillarán, como hacen los que justifican la dictadura de Pinochet, la represión y la sangre derramada en Cuba, ¿sabremos algún día cuántos muertos fueron? Me dan rabia porque consintieron en apoyar a un genocida que gaseó de manera inmisericorde a kurdos y chiíes, antes que permitir que un gobierno democrático lo derrocase. Me dan rabia porque siempre han estado dispuestos a justificar, tolerar o comprender regímenes bárbaros y teocráticos si suponen un baluarte para su antiimperialismo de salón. Me dan rabia porque sólo ven muerte y represión dónde más les conviene, ¿se acordarán del genocidio tolerado por la ONU en Ruanda? Pero sobre todo me dan asco. Me da asco su miseria moral, su integrismo “democrático” que no es más que estupidez, en el mejor de los casos, y vileza en el resto. Me da asco su cobardía. ¡Que se le va a hacer! Todas las buenas noticias tienen su parte menos buena.
Recuerdo una tarde –como si fuese ayer- hace unos años, un lord británico daba el voto definitivo que ponía en marcha el procedimiento legal ante la posible extradición del Pinochet, luego todo quedó en nada, las lagunas y deficiencias legales -que sentaban un precedente no deseable-, de la causa impulsada por Garzón eran notorias. Pero aquel primer bofetón en la cara de un mal nacido lo recuerdo con lágrimas de alegría, lloré, sí. Aquel día sentí lo mismo que siento hoy, una mezcla de alegría y rabia. Porque sabía – igual que lo sé hoy- que aquellos que se imbuyeron de autoridad moral, empezando por el mismo juez, jamás perderían un minuto de su tiempo en hacerle algo parecido a un dictador caribeño.
P.D. Perdón por el tono personal, propio quizá de otro blog más intimo, pero no me ha salido de otra forma.
2 comentarios:
A mi me pasa algo parecido; Pinochet me parece una mala bestia, aunque un poco de "pacotilla". Este salvaje tiene la rara peculiaridad de someterse a la decisión de su pueblo, y dejar el poder. Cierto que después de asesinatos abominables y de haberse forrado convenientemente el riñón (estos patriotas que además meten la mano en la caja se dan en todas partes), y además después de haberlo dejado todo " atado y bien atado", para evitar responder de sus crímenes.
Todo esto es cierto, y clásico. Lo que desconcierta es que haya dejado el poder, y que de hecho, para Chile, su muerte no signifique hoy nada más que algo simbólico.
Y como bien dices, cuando Castro estire la pata, mucho más tarde de lo que hubiera sido deseable (48 años más tarde), los fachirrojos se condolerán , en el fondo y hasta en la superficie, porque aunque no tiene la excusa que del tirano de Chile señalaba, es, en el fondo, de los suyos. Les une un enemigo común: la libertad, que ellos llaman "imperialismo" -reconforta que no se atrevan a llamar a la libertad por su nombre, porque saben que su pecado es inconfesable, es la única batalla en la que en la opinión pública hemos ganado.
De hecho, creo que la aversión de los fachirrojos por Pinochet no lo es tanto por ser un tirano, sino porque en la dialéctica de la guerra fría que estos stalinistas solapados mantienen, el chileno es amigo de USA, y aliado vergonzoso de la libertad frente a los serviles -es decir, su enemigo, pues Allende, no nos engañen, era protocastrista y un Chavez avant la lettre- .
Esta tesis se comprobará cuando muera el architirano cubano: siendo objetivamente mucho más brutal, antropófago y liberticida que el animal que acaba de morir en Santiago de Chile, llevando en la tiranía casi 50 años -el otro 17- habiendo asesinado alrededor de 30.000 que se sepa -frente a 3000- y oprimiendo salvajemente a todo un pueblo, con una fuga al exilio del 15% al menos de la población, etc..., y teniendo su muerte significación política objetiva, pues sigue en el poder, su alegría no será sincera, y su pena por el camarada apenas se podrá disimular.
PD.- todo es personal. A mi familia Castro le robó lo que había ahorrado durante años de honrado trabajo. Cuanto más personal, mejor. La verdad está en nuestros ojos y nuestras conciencias, y nada hay más personal.
Me remito a lo que ya he dicho en otra ocasión: todos los tiranos deberían de morir por la espada, no en la cama.
Lo que me fastidia es la actitud de los progres españoles que se creen con el monopolio de la "lucha por la libertad" cuando la verdad es que a ellos la libertad les importa un pimiento y distinguen entre dictadores buenos y malos, según sean de su cuerda o no. Y no es solo el caso de Castro que podríamos verlo como una reliquia nostálgica para algunos. Lo peor es que ahora están encumbrando en sus altares políticamente correctos a Gorila rojo, al sátrapa de Teheran, y a cualquiera que ataque a la civilización occidental.
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