En la reciente historia no encuentro crisis tan profundas como la que vive España en ningún país de nuestro entorno.
Parece una crisis de los partidos clásicos como en Italia, pero sin mafia, aún, y con nacionalistas.
Parece una debacle nacional como la que ha llevado a los fascistas-mafiosos-progres al poder definitivo en Argentina, donde sólo se discute, aunque a tiros, qué familia de la Cosa Nostra es la que roba en el turno en curso.
Pero es algo peor. Algo así como la humillación de Bayona. Carlos IV/ZP se ha rendido al emperador DEMAGOGO I, al leviatán progrefacha. Rajoy/Fernando VII/ El Deseado ha ido corriendo a ponerse a las órdenes de Satanás para heredar a su papá por la vía rápida, pero mientras se caga de miedo, se humilla, vende la corona y con ella a los Españoles.
España, ahora sí, corre riesgo de dejar de existir. No hay contrapeso ni resistencia ni oposición. Soraya no es Cascos, y ZP es sin embargo aún peor que Glez.
Nos queda la guerrilla. Nos queda Rosa Díez, Ciudadanos y quien sabe si un PP renovado después de junio, que ya se ve que las cosas andan muy calientes. Nos queda, en fin, la clandestinidad y el sueño de Cabezas de San Juan.
Desde luego, Mariano no tiene vergüenza ni cabeza ni dignidad. Está amortizado. Es una máquina de perder, de ceder, de retroceder. Con él no habrá Bailén, pero es que aunque fuera Ruso no habría ni invierno.
¿Y Aznar? ¿Cómo puede sequir callado?¿Es que ha muerto? Su única excusa es la muerte, pero yo le he visto, con vigote y todo, vivito y coleando.
No se que pasa. Me han engañado. Procuraré que no vuelva a pasar.
2 comentarios:
Lo peor de todo es esa falta de dramatismo con lo que está ocurriendo todo, incluso la tragedia está ausente, y si embargo, los acontecimientos no auguran nada bueno, más bien lo contrario. A mí me preocupa más esta cuestión que la entidad de los cambios que se avecinan, los cambios pueden ser profundos, y dramáticos, pero si no percibidos como tales nadie les hará frente. Más que la figura de un catastrófico Zapatero (sin duda el peor presidente de la democracia) o un Rajoy genuflexo y acomodaticio, es significativo la normalidad con que ocurre todo, ese aire de “no pasa nada”, “no es para tanto” con se respira día a día y que consigue que uno piense si no se estará volviendo algo paranoico. Hay una suerte de cómoda mediocridad en todo, una suave sensación de: “bueno… y qué, para que complicarse”.
Por supuesto queda echarse al monte, jugar a avieso francotirador y bandolero, y construirse un castillo inexpugnable, claro.
Discrepo un poco en cuanto a emplear analogías, las analogías lo mismo sirven para un roto que para un descosido, una misma analogía siempre en posible usarla en dos sentido contrarios. Nos enfrentamos a algo nuevo, distinto a todo, que habrá que ir leyendo día a día. Estoy convencido de que quienes acaben esta tragicomedia no serán los mismo que quienes la comenzaron, lo que no tengo tan claro es que el final sea comercial, más bien todo lo contrario.
Un saludo.
Por supuesto, pirx. La base del sistema es "panem et circenses" (lean a Spengler, de verdad, no es manía mía). Mientras haya pan y circo, y lo va a seguir habiendo porque los dirigentes del sistema no son tontos, "no pasará nada".
Saludos a todos.
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