"La voluntad nacional es una de las palabras de las que los intrigantes de todos los tiempos y los déspotas de todas las épocas han abusado más. Unos han visto su expresión en los sufragios comprados por algunos agentes del poder; otros en los votos de una minoría interesada o temerosa, y los hay, incluso, que la han percibido plenamente formulada en el silencio de los pueblos y han deducido que del hecho de la obediencia nacía para ellos el derecho de mando"

A.Tocqueville, "La Democracia en América"

lunes, mayo 12, 2008

EL CONGRESO DE SYLDAVIA (1)

[Con motivo del próximo congreso del PP a celebrar en Syldavia, Status Civitatis ha creído conveniente destacar a un corresponsal allí que enviará cumplidas crónicas del acontecimiento. Desgraciadamente la plantilla de Status Civitatis es tan limitada que no ha habido más remedio que encargar la tarea uno de sus miembros más impresentables y díscolos, y que casualmente ya vive allí. Lamentando no poder contratar a alguien más solvente esperamos que las crónicas que envíe sean del agrado del lector]

Los hombres Grises

Pirx. Enviado especial a Klow

Nada parece indicar que en esta luminosa ciudad del Mediterráneo vaya a producirse un acontecimiento que marcará el curso político de los próximos cuatro años y puede que de las próximas legislaturas. Klow, capital de la región autónoma de Syldavia, amanece en calma, los silenciosos turistas japoneses son los primeros en tomar las calles, a medida que avanza el día van apareciendo los demás: enrojecidos británicos, animosos alemanes, estirados franceses, escandalosos rusos… al mediodía el centro de Klow es un abigarrado mosaico de lenguas donde los propios syldavos parecen minoría. Es sólo el comienzo, a medida que avance el verano hordas de turistas invadirán las calles de Klow, coincidiendo con la celebración del Gran Premio de Europa de Fórmula 1 en Agosto. Pero a los habitantes de Klow les encanta todo esto, la algarabía, el exceso, prolongar la noche en alucinógenas fiestas felinianas… y por supuesto los grandes acontecimientos mediáticos que, por alguna extraña razón, los syldavos pagan gustosamente de su propio bolsillo sea cual sea el importe de la factura. Pero no estoy aquí para escribir ninguna guía de viajes, cosa que no me importaría hacer, sino para dar cuenta del congreso del PP que se celebrará aquí, en Klow, el próximo 20 de Junio.

Celebrar un congreso tras una derrota electoral es algo necesario, da oportunidad de renovar a personas, depurar responsabilidades y ayuda a entender las causas de la derrota, pero puede servir para otros fines memos obvios, el afianzamiento de una casta de poder que aprovecha la derrota como excusa para legitimarse. Al PP de Rajoy, le ocurrió –a su pesar- durante la primera legislatura de JLRZ algo infrecuente, y que coloca a un partido político en una encrucijada de incertidumbre donde todo es posible: convertirse en un partido transversal, en una verdadera “oposición”. Muchos españoles vieron en el PP, no el partido que defendía sus opiniones políticas, sino el instrumento merced al cual descabalgar al partido gobernante del poder, así, al PP de esta primera legislatura de Zapatero lo apoyó su caladero natural de votos (conservadores y determinado segmento liberal) al que se fue sumando un amplio espectro de población de filiación diversa: liberales atípicos, desengañados de la política, abstencionistas militantes, e incluso socialistas desencantados; todos ellos con un doble objetivo común, desalojar al PSOE (ZP) del poder y la defensa de Nación (al menos en los términos que fija la Constitución del 78). Semejante situación supone para un partido un arma de doble filo, puede permitirle auparle al poder, pero también consigue que las estructuras funcionariales que controlan el partido pierdan preponderancia en favor de toda esa amalgama de sensibilidades que deciden elegir a ese partido como vehículo o plataforma. Perdidas las elecciones, llega el momento de los hombres grises de partido.

El PP perdió las elecciones, es difícil decir cuándo y de qué manera, pero los resultados están ahí, no consiguió los apoyos suficientes. La derrota es sin duda la mejor excusa para que los hombres (y mujeres) grises, esos fontaneros y profesionales de la política partidaria, se den prisa por recuperar de nuevo el protagonismo perdido, les va en ello sus prebendas, y saben perfectamente que tienen que maniobrar con rapidez antes de que la ocasión pase, es decir, antes de que se vuelva a arremolinar en torno al partido esa amalgama diversa de votantes. Puede parecer una contradicción pero dentro de lo que es la lógica de un partido político no lo es, ya que la dinámica del mismo es acaparar cuotas de poder o afianzar las ya existentes para sus miembros. Es una maniobra que contará con el apoyo tácito o explícito del partido en el Gobierno (PSOE) ya que la auténtica amenaza para éste es la consolidación de esa transversalidad, que por otra parte implica (para el PP) la pérdida de influencia del denominado “aparato del partido”, una conjunción de intereses que no por obvia resulta menos necesaria.

A muchos ha sorprendido la rapidez con la que se ha llevado a cabo este cambio, o mutación de discurso, por decirlo de laguna forma, pero es que justamente cuanto más brusco sea el giro más posibilidades de éxito ofrece. La consigna es soltar lastre, deshacerse de la mayor parte de la chusma heterogénea, peligrosamente con ideas propias y no enteramente fiel, y quedarse, en una especie de maniobra de centrifugación, con el núcleo duro de votantes que seguirán votando al partido de forma robotizada haga lo que haga y se presente quien se presente, y si eso no permite llegar al Gobierno, vegetar en una cómoda oposición al estilo Fraga. La operación no sólo conlleva un cambio de discurso, o el empleo de unas “nuevas formas”, sino la defenestración o desalojo “tranquilo” de todo aquel que recuerde o simbolice la etapa anterior, cambio de caras que no afectará a los hombres grises (nunca se les ve, por eso son grises), y quizá al líder, pero del líder, Rajoy, hablaré en otro capítulo. Se trata de podar al partido de aquellas caras que significaron un banderín de enganche para todos aquellos que, no siendo simpatizantes o militantes del mismo, vieron en ellas un ejemplo para apoyar unas siglas aun no estando de acuerdo con todo su ideal político, el ejemplo de hoy mismo, María San Gil, es obvio. Puede haber un peligro sin embargo, y es que si la brusquedad del cambio supera cierto umbral puede incluso afectar o desgajar al propio núcleo duro, haciendo de éste un montón de fragmentos más o menos homogéneos que buscaran colocación donde puedan, el ejemplo de la UCD es paradigmático.

Syldavia está gobernada desde hace años por uno de los abanderados de este golpe de timón, (o habría que decir oportunidad de pescar en río revuelto), me refiero al Presidente del Gobierno de Syldavia Francisco Camps, un extraordinario hombre gris. No es extraño, el Presidente syldavo Camps, ha conseguido en pocos años hacer de la sucursal local del PP lo que sin duda conseguirán a nivel nacional sus compañeros fontaneros de partido, si alguna vez dejó de serlo, una intrincada red clientelar de grisura y mediocridad que maneje con soltura cargos, nombramientos y prebendas y que aglutine a su alrededor un –sobre todo- homogéneo cupo de votantes que aseguren cómodos sueldos.

El sol luce en Klow después de varios días de lluvia, todo vuelve a la normalidad, los días vuelven a ser cálidos y las noches efervescentes (demasiado efervescentes), la situación me recuerda a la pagana y lujuriosa Roma de Nerón poco antes del incendio, pero qué le vamos a hacer, así son (somos) los syldavos.

Próximo capítulo: Rajoy, el panglossiano.

Informó Pirx (AKA fermat) desde Klow, Syldavia.

2 comentarios:

Cowboy en paro dijo...

A mi me gustaría pedirle un favor al corresponsal; si durante los días de congreso te cruzas con un tal Lasalle (y lo reconoces, que esa es otra) ¿podrías pegarle una patada en los huevos de mi parte?

QRM dijo...

En Syldavia se consumará el apocalipsis. Es el nuevo valle de Josafat, donde reviven los muertos, como Rajoy.
Yo no le vuelvo a votar, y todo este escándalo de traiciones me parece una huída hacia adelante que sólo puede llevarle al precipicio.
Yo espero que se despeñe.