"La voluntad nacional es una de las palabras de las que los intrigantes de todos los tiempos y los déspotas de todas las épocas han abusado más. Unos han visto su expresión en los sufragios comprados por algunos agentes del poder; otros en los votos de una minoría interesada o temerosa, y los hay, incluso, que la han percibido plenamente formulada en el silencio de los pueblos y han deducido que del hecho de la obediencia nacía para ellos el derecho de mando"

A.Tocqueville, "La Democracia en América"

sábado, enero 17, 2009

ANALISIS LOGICO

La Lógica es una ciencia humilde, y también bastante quisquillosa, aunque en la actualidad se ha diversificado en un buen número de especialidades bastante complejas: lógica matemática, lógica modal, lógica difusa… Es también una ciencia curiosa, no tiene contenido alguno, su objeto de estudio son las formas válidas de inferencia, y en última instancia el análisis de lo que decimos y de cómo lo decimos. Su uso quedará justificado si logramos identificar falacias y razonamientos incorrectos que entorpecen, y hasta nublan el entendimiento. Aunque siempre me he caracterizado por tener un entendimiento más nublado que el mismísimo Alonso Quijano, yo la suelo usar a veces, más como penitencia que como arma. En cualquier caso, y como todo el mundo sabe, el error del loco no está en la lógica, sino en las premisas.

Estos últimos días, cansado de tanta estupidez y mendacidad, tanto en la política internacional como en la nacional (aunque esto último es ya una obviedad) he pensado en aplicar el análisis lógico a un tema de enjundia: Dios. Ahí queda eso.

Desde este lunes circula por Barcelona un anuncio pagado y adherido a un autobús municipal con un curioso mensaje. Próximamente lo hará por las principales ciudades españolas, de manera que me ha parecido pertinente analizarlo. Dicho sea de paso, no tengo nada en contra de que particulares paguen por anunciar lo que quieran en un lugar habilitado a tal efecto, vivo en una ciudad, y suelo ver centenares de anuncios, grafitis, pintadas y toda suerte de casquería gráfica de la que al final del día no recuerdo absolutamente nada, cada cual es libre de gritar lo que sea, yo también de hacer caso.

La frase es la siguiente:

“Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”

Bien, dejando al margen la lamentable tipografía usada por el diseñador, que justificaría por sí sola un apaleamiento público, o incluso su asistencia obligada a un examen oftalmológico; hay que decir en primer lugar que la frase es fruto de una mala traducción (interesada o no) de una campaña similar llevada a cabo en Londres hace algún tiempo, por la Britsh Humanist Association. La frase original, igualmente perpetrada con el mismo estilo ajeno a cualquier gusto cromático (tiemblo al pensar cómo irá vestido semejante individuo, o individua), reza así:

“There’s probably no God. Now stop worrying and enjoy your life”

Cuya correcta traducción al español sería:

“Probablemente no hay ningún Dios. Así que deja de preocuparte y disfruta de tu vida”

El lector podrá sin duda decir que soy un quisquilloso, pero ya he dicho que estoy haciendo un análisis lógico. ¿Qué diferencia puede haber entre “probablemente Dios no existe” y “probablemente no hay ningún Dios”?

No entraré en la complicada relación semántica entre existir y haber, pero es evidente que afirmar que “Dios no existe” no es lo mismo que afirmar que “no existe ningún Dios”. El adverbio lo cambia todo. Apostillando el cuantificador universal “ningún” afirmamos que no existe dios alguno, sea cual sea su determinación en las diversas creencias religiosas, monoteístas o politeístas, presentes o futuras. Sin embargo “Dios no existe” remite sin duda a la realización concreta que, por el contexto, es la que mayoritariamente domina en el lugar donde se exhibe el mensaje. Si la Unión de Ateos y Librepensadores, organización que paga el anuncio, quisiera copiar no solo el estilo, sino más aún, el contenido de la campaña de Britsh Humanist Association, debería fletar autobuses con distintos mensajes donde se leyera, por ejemplo: “Probablemente no existe Alah”, “Probablemente no existe Brahma, ni Shiva, ni Vishnu, ni mucho menos Krishna”, “Probablemente los Orixás no existen”, “Probablemente Buda murió y se acabó”, “Probablemente no existen lo espíritus, malignos o benignos, ni los íncubos o los súcubos”… Recomiendo, sin embargo, que envuelvan toda esta multiplicidad en la acertada expresión: “probablemente no hay ningún dios”, de esta forma no solo su bolsillo, sino sobre todo su integridad física (y la del autobús), se verá salvaguardada.

Vayamos a la probabilidad. Los anunciantes se guardan en salud, dejan un resquicio a la posibilidad de que exista Dios. Sin embargo la probabilidad es un tema esquivo y complicado (más de lo que mucha gente se imagina), en la mayoría de los casos es una magnitud no computable, solo podemos cuantificarla en situaciones muy concretas y controladas, de manera que hacer inferencias basándose en premisas que contengan un concepto tan vago como “lo probable “, es igualmente vago. Quizá los anunciantes hubieran querido decir “Dios no existe, así que…”, es lo que les pide el cuerpo, pero haciendo esa concesión tratan de dar verosimilitud a su deducción, sin embargo ésta es al contrario taxativa: “Deja de preocuoparte…”.

Todo el meollo de la cuestión descansa en la validez de la proposición:

“Si Dios (probablemente) no existe, entonces la gente deja de preocuparse y disfruta de la vida”

Afirmando que “Dios no existe” basta aplicar la regla del modus ponens para obtener la conclusión: “deja de preocuparte y disfruta de la vida”

Así pues preguntémonos por la validez de la proposición arriba citada. Que yo sepa la gente deja de preocuparse por muchas cosas al margen de que Dios exista o no, y por supuesto, para disfrutar de la vida solo hay que deber una lata de Coca-Cola, o acudir a una reunión de amigos del flower-power. Pero no nos preguntamos por la necesidad sino por la suficiencia. ¿Es cierto que si Dios no existe la gente deja de preocuparse, y hasta disfruta de la vida? Mucho me temo que habrá gente que lejos de dejar de preocuparse se sentirán bastante preocupados (e incluso acongojados y agobiados), en cuanto a disfrutar de la vida… de qué vida hablamos, ¿de la hipoteca, los niños, el atasco de por las mañanas…? ¿O es acaso esa vida que nos prometen en el anuncio de una inmobiliaria? Es por tanto una proposición no solo incierta sino vaga.

Comparemos la campaña de la Unión de Ateos y Librepensadores con el rápido contragolpe (igualmente motorizado) que ha perpetrado una organización evangélica:

“Dios sí existe. Disfruta de la vida en Cristo”

Ahí es nada. Ni suposiciones, ni probabilidades, ni dudas… Dios existe y se acabó. Apuestan fuerte sin duda. La proposición que nos presentan, lejos de ser una afirmación con contenido significativo, se acerca bastante a la tautología, o al menos a la obviedad casi circular, ¿o acaso si Dios existe no sería posible “una vida en Cristo”?; y esto último, ¿no supone la existencia de Dios? Dice poco, y mucho menos es contrastable. Eso sí, cumple con todos los cánones del anuncio publicitario: directo, fácil, y apuntando con claridad a un target específico, que no son otros que ellos mismos.

Restan hacer dos consideraciones de fondo. La primera es el autentico diálogo de sordos que suponen estos aparentemente significativos mensajes. Yo grito, tú gritas, no nos oímos y nadie nos escucha. Esto es algo que no me preocupa, allá cada cual con su dinero.

La segunda consideración es más preocupante. Existe en España una restrictiva legislación que persigue y prohíbe la publicidad engañosa. Nadie puede ir anunciando algo que pueda engañar al incauto consumidor, así que me pregunto qué están haciendo las autoridades competentes al respecto. Qué puede hacer el consumidor, indefenso ante tales abusos que tratan de influenciarle de forma tan descarada, anunciando productos (la felicidad o Dios) cuya realidad es menos segura que un paquete de bonos de Madoff Securities.

Uno cree en lo que cree, o mejor dicho, no cree en lo que no cree y no anda anunciándolo por ahí, y mucho menos con insoportables tonos rosa chicle.

(Publica prix AKA fermat)

3 comentarios:

QRM dijo...

Magnifica entrada. Me he divertido mucho leyendola.
Siempre me ha sorprendido el que los acólitos de esta nueva religión progre, uno de cuyos postulados es el anticristianismo, estén tan preocupados por dios. Me parecen ciertamente ateos de pacotilla, todo el día pensando en Dios y preocupados por si cree o no en el el vecino. Vienen a hacer apostolado de ese ateismo, lo cual ya es el colmo del ridículo. Como digo, lo que quieren es sustituir a la iglesia católica, pero no a la de ahora, sino a la del Sylabus.
La verdad es que lo más irritante de ciertas corrientes católicas era su insistencia plumbea en captar -abducir, mas bien- a ciertos fiele. Son unos pesados. Pues bien, ni opusinos ni kikos ni pitufos son la mitad de plastas y empalagosos que estos fieles del ateismo, siempre dando la lata, siempre queriendo dar lecciones, siempre creyendose con derecho a salvar al projimo. Que arrogantes. Como si supiesen algo, si no son más que una pandilla de petardos e ignorantes---
Y si, del análisis lógico hermenéutico que haces está claro: se refieren al Dios de los cristianos (más concretametne católicos, ese es el que no toleran) y efectivamante, que no exista no significa para nada que podamos disfrutar más de la vida.
Y yo pregunto; ¿ Quién paga todo ésto?

pirx dijo...

El anuncio del grupo evangélico con seguridad ellos mismos. El de los autobuses municipales no lo tengo tan claro.

Tienes razón en tu afirmación sobre la insoportable querencia que tienen a inmiscuirse en cuestiones personales aquellos que se creen investidos de verdaes absolutas, sean las que sean.

En cualquier caso no me negarás que lo peor de este asunto es la ausencia absoluta de cualquier tipo de gusto: por favor, un anucio rosa chicle y naranja sobre un autobús rojo.

Un saludo.

QRM dijo...

No lo niego. El mal gusto a ese nivel tiene trascendencia moral. No es por confundir ética con estética, pero tamaña tropelía es un pecado mortal y un atentado contra el público.
No hay derecho a ser agredido por semejante...engendro