"La voluntad nacional es una de las palabras de las que los intrigantes de todos los tiempos y los déspotas de todas las épocas han abusado más. Unos han visto su expresión en los sufragios comprados por algunos agentes del poder; otros en los votos de una minoría interesada o temerosa, y los hay, incluso, que la han percibido plenamente formulada en el silencio de los pueblos y han deducido que del hecho de la obediencia nacía para ellos el derecho de mando"

A.Tocqueville, "La Democracia en América"

lunes, abril 14, 2008

Crónica desde el Maelström

Hablaba hace poco de incertidumbres, de sucesos no previstos que trastocan pronósticos o previsiones… o los aceleran. Sólo a medida que la claridad se va abriendo, uno es capaz de discernir el estado de las cosas. Antes de las elecciones no sabía qué podía ocurrir, únicamente tenía la seguridad de que hacía tiempo -¿cuánto?- se había traspasado alguna línea imaginaria de no retorno. Tenía curiosidad por saber qué acababa pasando, a qué punto arribaríamos a través de los zigzagueos del tiempo, como no creo en los destinos inexorables no lograba encontrar respuesta. Sabía sin embargo a dónde querían llegar los actuales dirigentes político-mediáticos de ese binomio incompatible PSOE-PSC, más de un mes después de las elecciones generales sé al menos hacia dónde apunta la proa del buque, un buque, por lo demás, fantasma, cuyos moradores son sombras pesarosas que vagan por la cubierta, inconscientes pasajeros que ríen y beben cómplices de aquellos que lo gobiernan, e impertinentes personajes, que como yo, se resisten a abandonar el barco, aunque sólo sea por curiosidad y levantar acta, quizá algún día señalen a los culpables de una catástrofe que se entrevé. Ahí está, frente a la proa, negro y amenazador como cuentan los viejos marinos, haciendo un ruido terrorífico entorno a ese ojo ciclónico e hipnótico, y acercándose velozmente gracias al viento que sopla fuerte de popa y que hincha las gastadas velas. Es el Maelström. Una vez allí, nadie sabe lo que puede ocurrir.

El Maelström es el terrible remolino que se forma frente a las islas Lofoten, en la costa de Noruega. Cuentan, que en su interior se abre un abismo que penetra en las mismas profundidades del globo y que nadie sabe dónde tiene su fin. Quizá sea una leyenda exagerada, pero lo cierto es que las pocas personas que han logrado acercarse a él fueron testigos de sucesos inexplicables, sucesos inauditos que nadie ha logrado comprobar, y mucho menos prever. Dos acontecimientos han venido a disipar la niebla que nos velaba el lugar hacia el que nos dirigimos.

El primero de ellos ha sido la composición definitiva del nuevo Gobierno socialista. Su significado y cometido no puede ser más claro (o más faústico), sus miembros más destacados no son sino eficaces técnicos desinstaladores que se encargarán con aptitud y solvencia de desmontar y liquidar el actual sistema político, lo harán eficazmente, quizá con buenas maneras y sin estridencias, pero sin duda de forma implacable. Los puestos en los Ministerios de Estado así lo avalan: Interior, Justicia, Defensa, dirigidos por una dirección política que, si de algo no se le puede acusar, es de no tener las ideas claras; dirección política extraña, oscilando entre Madrid y las periferias. Asistiremos quizá a un caso singular en Europa, el desmantelamiento de un Estrado por un Gobierno. Interesantes y muy significativos, estos tres nombramientos: Un Rubalcaba declinante y crepuscular al que ya no le queda otra línea de repliegue, tras la “tregua”, que obedecer los dictámenes de su Presidente, cuentan que el propio JLRZ tuvo que insistir para que Rubalcaba siguiera en el cargo, no me cabe la menor duda; un fiel, y prescindible, Bermejo que se encargará con eficacia de liquidar lo poco que pueda quedar de independencia del Poder Judicial, el Grial de cualquier Gobierno (repito, de cualquiera); y el nombramiento más enigmático e impredecible de todos, Carmen Chacón en Defensa. En un principio, la reacción ante este último nombramiento, para el observador no embotado ni cegado, suele ser la de sorpresa por la apuesta de JLRZ, y no por la inexperiencia de la, ya hoy, Ministra, sino por la amplitud de su significado. Colocar al frente del órgano encargado de defender la unidad nacional a alguien que ha proclamado la entidad de la Nación Catalana, en detrimento de la Española (y que nadie me tache de reaccionario, es una cuestión puramente lógica, si hay una Nación Española no puede haber otras coexistentes), y que se ha declarado públicamente “ecopacifista”; puede ser, o bien un sinsentido o algo mucho peor, la declarada intención de colocar a alguien capaz de desmantelar a quien por Ley le corresponde la tarea de velar por la integridad nacional, tanto de amenazas internas como externas (léase Marruecos). Digo que en un primer momento la reacción puede ser esta, pero rumiando tan sorprendente nombramiento se me ocurren quizá intenciones más aviesas y borgianas (de Borgia, claro). Me pregunto de quién fue la idea del nombramiento, de JLRZ o del PSC; porque no se me escapa que para el protoindependentista PSC, que ha logrado acaparar parte del voto de ERC, el citado nombramiento casi resulta un dardo envenado o una broma de mal gusto.

Supongamos (supongámoslo sólo por un momento) que para el Think Tank que se arremolina en torno a JLRZ se haya hecho patente el hecho de que por ahora no se puede ganar unas elecciones sin contar con el voto (canalizado a través del PSC) del soberanismo o independentismo de izquierdas más o menos radical; al mismo tiempo supongamos que para estas cabezas pensantes, la vieja idea felipista de convertir al PSOE en un PRI ibérico, sigue siendo el ideal político, por tanto el PSOE necesita al PSC tanto como lo desprecia. Si de momento no puede apropiarse de la totalidad del pastel del Estado lo hará por partes, en espera de un nuevo y amistoso virrey tipo Pujol, tendrá que engatusar y congraciarse con el díscolo PSC a la par que le asestará alguna puñalada para que no se descontrole. ¿Qué pensará el confundido votante del PSC cuando vea a la Ministra Chacón saludar a la bandera en algún día señalado? Desde luego es jugar con fuego, JLRZ ya lo ha hecho anteriormente (proceso de negociación) y ha salido indemne quemándose, así que por qué no quemarse otra vez, igual hasta funciona. Un juego peligroso e impredecible que nadie sabe a día de hoy las consecuencias que puede tener.

Otro nombramiento destacable ha sido el del Ministro antiSolbes, Sebastián. Curiosa forma de asegurar fidelidades y silencios en los prolegómenos de una crisis económica, ambos Ministros se vigilarán mutuamente guardándose las espaldas y callando lo que haya que callar. Sebastián es joven, dinámico y rápido (eso cree él), pero yo apuesto por alguna conjura florentina del lento y brumoso Solbes que sin duda acabará con el resucitado Sebastián.

Dejo para el final el último de los sucesos que ha hecho que emplee la tremenda metáfora del Maelström, la actitud del PP. El PP ha sido mi desagradable compañero de viaje durante estos cuatro años (le voté dos veces), a día de hoy he de decir que ya no lo es. En realidad era una decisión que tenía tomada antes de las elecciones, le votaría por segunda y última vez, los sucesos de las últimas semanas no han hecho sino afirmarme en mi postura. El PP (todo el PP, y no solo Rajoy) ha decidido ocupar el cómodo puesto de figurante en la peligrosa escenografía que ha diseñado JLRZ, esa medianía que sin embargo sabe su oficio de maniobrero político. En el fondo no se lo reprocho, siempre supe que el PP acabaría haciendo algo así, incluso les entiendo, para el profesional de la política, para el fiel hombre de partido es siempre muy difícil sobrevivir al frío, a la intemperie del cargo público. Ellos se han servido de mi voto para engordar su cesta y yo he intentado servirme de ellos para terminar con un Gobierno, estamos en paz, ninguno de los dos creyó en el otro: ni ellos en mí (no vieron sino un voto más), ni yo en ellos (un instrumento posible para desalojar un Gobierno). Terminado el contrato los caminos se separan. Dudo que algún día vuelva a votar, mi estimada Rosa tiene aún mucho que demostrar. Puede que el silencio sea tanto una manera de quedar bien, como el resumen del rencor que pueda tener, que en el fondo no es mucho. Punto final.

Así pues nos dirigimos sin remisión hacia un torbellino de incógnitas e incertidumbres, un negro vórtice lleno de enigmas que algunos necios creen entender, pero los buenos marinos saben que no hay que tentar la suerte. Cualquier cosa puede pasar… incluso lo peor.

Coda:

Hacia 1635 Rembrandt pintó uno de los mejores cuadros que se han hecho jamás: El Festín de Baltasar. En él se narra la historia del Rey Baltasar de Babilonia, quien en un banquete al brindar despreocupadamente por los dioses paganos abatió sobre él la ira divina. Una mano escribió sobre la pared unas palabras en hebreo que sólo pudieron ser descifradas por el profeta Daniel: “Mené, Teqel, Faras”, tu reino ha sido contado, pesado y vendido. Poco después los asirios arrasaron el reino de Babilonia y al propio Baltasar.

Y quien quiera entender que entienda.

Valencia, 14 de abril de 2008.

(Publica pirx AKA fermat)

1 comentario:

QRM dijo...

El azar, que tanto nos ha perjudicado y que tanto influye, no dejará de darnos sorpresas. Nunca en la historia, hasta donde yo conozco, la arrogancia tipo masónico que caracteriza a ZP se ha salido completamente con la suya. Cierto que a través de traumas sin número, pero finalmente Robespierre fue ejecutado, Negrín perdió la guerra, y hasta el Soviet ha sido o está siendo desalojado. La potencia de la libertad es nuestra providencia. Claro que vamos al Maelstrom, pero como el protagonista del cuento de Poe siempre habrá, por azar y picardía, un barril al que asirse para salir con bien. Y es entonces, cuando hay esperanza, cuando realmente el terror pánico se apodera de nosotros.
No hay que dejarse llevar. Ellos saben lo que quieren, nada bueno. Pero nosotros también, y a veces hasta se gana a equipos mejores jugando al contrataque. Como no nos vamos a rendir, veremos.
Yo también tengo cierto regusto a improvisación demagógica. Además de lo que dices, que no deja de ser cierto, el presidente impuber se ha querido adornar poniendo a una ministra preñada entre militares. Menuda cosa. La Thatcher preñada tenía mucho más coraje que cualquier lejionario. No es esa la cuestión, pero da igual, porque sólo la imagen cuenta. Es el colmo de la posmodernidad. Cualquier día hacen un holograma que les sirva, y nos lo presentan en el Telediarío como víctima de la derecha y candidato a algo.