"La voluntad nacional es una de las palabras de las que los intrigantes de todos los tiempos y los déspotas de todas las épocas han abusado más. Unos han visto su expresión en los sufragios comprados por algunos agentes del poder; otros en los votos de una minoría interesada o temerosa, y los hay, incluso, que la han percibido plenamente formulada en el silencio de los pueblos y han deducido que del hecho de la obediencia nacía para ellos el derecho de mando"

A.Tocqueville, "La Democracia en América"

miércoles, abril 02, 2008

La Máquina

El poder se degrada, como cualquier cosa acaba siendo atacado por la herrumbre y la descomposición. Incluso sus mitologías más descarnadas acaban resolviéndose en algo banal y necio. Es entonces cuando el poder muestra su cara más temible. Despojado de sus oropeles, atascado y mohoso ese deus ex machina que hacía de él un espectáculo aterrador que sobrecogía a todos los espectadores, sólo queda de él una ciega y anodina maquinaria auto-reproductiva que no necesita de nada para funcionar. Es entonces cuando adquiere su auténtica esencia, en ese estado de grisura, apenas perceptible, que opera –casi sin molestar-, y que no osa hacerse visible salvo cuando alguien se atreve a entorpecer ingenuamente alguno de sus mudos engranajes, es entonces cruel y expeditivo, volviendo luego como si nada hubiera pasado a su sordo devenir. El poder termina siempre convertido en una férrea y aprovechada red clientelar.

Ese poder sordo, silencioso, casi imperceptible, se filtra en actitudes, opiniones, disposiciones, reglamentaciones… y termina siendo vivido como algo propio, siendo visto como si fuera el necesario despliegue de los acontecimientos, la verdadera naturaleza de las cosas. Protegido de la crítica y blindado contra todo juicio, su murmullo de engranaje bien engrasado acaba formando parte del paisaje, del murmullo diario de la vida. Circo de arreglos, prebendas y favores, es el paraíso del mediocre, del experto en maniobrabilidad social, del buscador de chollos, husmeadores de poderosos, y silenciosos apuñaladores. Terreno abonado donde florece lo políticamente correcto, o la adecuada incorrección, conforma parámetros de comportamientos, pautas de riguroso seguimiento, y asegura puestos y seguros canales de promoción. Sólo hay que la montarse en la noria, asegurarse que la máquina no cese de funcionar, todo el mundo tendrá así su parte de la tarta, pero sólo los más iniciados tendrán el mejor trozo.

Ese lento, pero eficaz, zumpa-zumpa de la máquina anula singularidades que puedan hacer que la noria se detenga. Consigue hacer de la consigna, del la frase repetida, del estereotipo, sabrosas píldoras de argumentación que pueden ser tragadas sin esfuerzo. Todo llega a resultar fácil, sencillo, manejable, todo tiene que ser simple, ese es el gran premio, el chollo, el dos por uno, el ofertón intelectual. Esa red clientelar asegura un cómodo puesto para el obediente, para el fiel repetidor, alguien que sin duda sabe suavizar las relaciones, hacer de ellas un dulce empalago hacia arriba y una irónica condescendencia hacia abajo; entroniza al indiferente y anodino eslabón de la cadena de favores. Impregna todo de un acre olor a moho funcionarial, plagado de imaginarios trienios, de peldaños de pretendida autoridad, de verdades incontrovertibles, imposibilidades manifiestas…; un “eso no se puede”, un “no hay que crispar”, un “no se puede ir por libre”, un “solo no eres nadie”… Proporciona una suave y cómoda pátina de aceptabilidad social, un prêt-à-porter barato y de colorines disponible en todas las tallas, que convierte todo en un indigesto melodrama adolescente, entretejido de estupideces, banalidades, soberbia imbécil y locuacidad de sms, y donde todo encuentra solución como en los manuales de autoayuda de obligada lectura.

Y es el momento en el que el leguaje se convierte en terreno donde desplegar las grandes palabras vacías, el lugar de la huera utopía, del necio argumentar sin estrías ni contenido, que no pone en cuestión el seguro maquinar del engranaje y moviliza, sin embargo, conciencias autosatisfechas, ebrias de banderas blancas ondeantes y miseria. Un juego de lenguaje que hay que aprender, descubrir sus meandros y circunvoluciones aceptadas, desde pequeño, para no verse señalado, ni desplazado, y ascender en la red. Es la máquina de infantilizar.

El poder ya no es lo que era. Hoy se ha convertido en eso. Es el surgimiento del hombre nuevo, sin guillotinas, ni GULAG, ni represión, ni violencias… tan sólo un dolce fare niente que se instala imparable. Hace algo más de cuatro años se cruzó el punto de no retorno, el horizonte de Schwazchild de este agujero negro absurdo. Hoy me pregunto si no era un destino inapelable.

Solución: echarse al monte y convertirse en un emboscado, un proscrito.

Tan sólo basta escuchar, tras el rumor idiota que rodea todo se puede escuchar el rítmico marchar de la máquina. Es dejar de cacarear y oírlo: zumpa-zumpa-zumpa….

(Publicado por pirx AKA fermat)

3 comentarios:

QRM dijo...

Estamos en el monte, pero por una vez somo bastantes e indómitos. El poder simpre se ha valido de la violencia para imperar, pero ahora la violencia resulta innecesaria, hasta está desprestigiada. La esclavitud voluntaria es lo que ahora es de buen tono. POr eso hablaba yo hace unos posts de neofeudalismo.
Me ha gustado mucho tu comentario. Es cierto, ahora el poder es más profundo y sibilino, va mutando de forma. Es menos abrasivo pero más grave, ha cambiado de ser como el sonido de la trompeta a ser el de la bocina de un buque.
Ahora da más miedo.
Fíjate en este blog. Sin embargo, algo de esperanza nos queda, porque somos pocos, como una rosa blanca clandestina, pero llevamos muchas semanas sin rendirnos.
A por ellos. que en el fondo son unos memos infantiles y lerdos.
Somos mejores, aunque seamos menos.
Un saludo cordial, amigo.

pirx dijo...

Lo irónico de todo es que la idea, la reformuló Marx, aunque en otro sentido, evidentemente. Curioso destino, pero los modernos progres ni si quiera han leído an Marx.

En cuanto a este blog, puede seguir vivo y coleando, pretendo seguir publicando. El tiempo marcará los ritmos. Por cierto, le haría falta un cambio de imagen, aunque sólo sea el color, nunca me gustó ese rosa.

Saludos, amigo. Y suerte con esa extraña pipa.

QRM dijo...

Me alegra oir lo que dices, querido amigo y socio.
Yo también creo que convendría cambiar ese rosa tan desagradable. He visto que ya lo has hecho en otros blogs, y dado que este es tuyo tanto como mío y ambos estamos de acuerdo, por favor, cambia tú el formato. Yo no se ni como se hace.
Un saludo