"La voluntad nacional es una de las palabras de las que los intrigantes de todos los tiempos y los déspotas de todas las épocas han abusado más. Unos han visto su expresión en los sufragios comprados por algunos agentes del poder; otros en los votos de una minoría interesada o temerosa, y los hay, incluso, que la han percibido plenamente formulada en el silencio de los pueblos y han deducido que del hecho de la obediencia nacía para ellos el derecho de mando"

A.Tocqueville, "La Democracia en América"

lunes, diciembre 25, 2006

ONU: "WHO NEEDS IT?"

“¿Quién necesita eso?”. La pregunta se suele hacer cuando damos con algo inservible, dañino o simplemente absurdo, basta darse cuenta de la situación y tirarlo ala basura sin más contemplaciones. Lamentablemente no podemos hacer lo mismo con la actual Organización de Naciones Unidas, pero –al menos yo-, no puedo dejar de preguntarme para qué la necesitamos. Intentaré, en estas breves líneas, dar razones que al menos nos persuadan no sólo de su inutilidad, si no, lamentablemente, de su carácter pernicioso para la libertad. Vaya por delante que en caso de no existir la ONU (así me referiré a ella, mediante este feo acróstico) habría que implementar algún tipo de organismo institucionalizado que arbitrara de alguna forma las relaciones en política exterior, pero, ¿necesariamente debe ser algo remotamente parecido a esto que vulgarmente se llama ONU? Me resisto a pensar que no.

Iré directamente al grano. Pasaré por alto cuestiones ya de por sí graves que comúnmente se achacan a la ONU; su inoperancia, su excesiva burocratización, el tráfico de influencias que lleva consigo, la corrupción que alcanza hasta la misma cúpula de la organización –por escandaloso que resulte, el caso de Kojo Annand no es si no la punta del iceberg de algo, por lo demás, inevitable-. Me centraré en un par de cuestiones de fondo, cuestiones que subyacen a la misma esencia de la ONU y que, por evidentes, se suelen obviar cuando de hecho no lo son.

La primera es la cuestión de la legitimidad de las resoluciones que se adoptan, ya sean en la Asamblea General o en el Consejo de Seguridad. Existe una opinión bastante extendida, y no sólo en la izquierda, de dotar a las decisiones que se adoptan en la ONU de una legitimidad que no poseen. Se dirá entonces que una decisión de un país soberano es ilegal o ilegítima, cuando no sólo está en contra de las resoluciones de la ONU, si no cuando incluso tampoco está avalada por las mismas. Aquellos que nos desgañitamos en su momento defendiendo la oportunidad de la intervención militar en Irak, acabamos hartos de oír que se trataba de una guerra ilegal e ilegítima –lo de injusta dejémoslo para otra ocasión- porque no estaba avalada por una decisión de la ONU, ni que decir tiene que cualquier argumentación resultaba inútil, ni la más paciente explicación de cómo funciona el Consejo de Seguridad, que hacía y hace imposible que se adopten decisiones de ese calibre (salvo en dos ocasiones, una por incomparecencia de la URSS, y otra por descomposición de la misma), hacía la más mínima mella entre aquellos que se habían decidido por una opción que más tenía que ver con el sectarismo que con la lógica. Preguntémonos qué tipo de legitimidad tienen las resoluciones de la ONU, ¿se pueden supeditar las decisiones de un país soberano a las mismas? Respecto a la primera cuestión, la respuesta es que tiene la legitimidad que los miembros fundadores –algunos, dictaduras execrables- decidieron que tuviera, es decir, aquella que no afectase a sus actuaciones como estados; respecto a la segunda cuestión la respuesta es obviamente no, y es un corolario inevitable de la primera. Inútil es hacer notar a aquellos que creen ver en las decisiones de la ONU una legitimidad universal, que la peculiar composición y funcionamiento del Consejo de Seguridad obedece a ésta lógica. Esta errónea concepción que dota de legitimidad universal a las resoluciones del Consejo y de la Asamblea obedece a la creencia que quiere ver en la ONU el germen de un gobierno mundial. Es una opinión no sólo voluntarista si no falsa. Resulta de confundir –en el mejor de los casos por ignorancia, y en el resto por interés- forma y fondo. De que la estructura de la Asamblea recuerde a un parlamento representativo y que el Consejo actúe como si de un ejecutivo se tratase, no se deduce que realmente esto sea así, ni que lo sea en un futuro más o menos lejano. Ningún estado que garantice las libertades y democrático se puede sentir aludido en sus decisiones soberanas por lo que decida una Asamblea cuyas unidades las componen representantes de otros estados, todos representados en la misma proporción (igual da la India que Togo), la mayoría dictaduras abominables, y sobre los que los “ciudadanos del mundo” nada han tenido que decir. ¿Dónde está la ley que obliga a ello? ¿Qué aparato jurídico, lo sostiene? ¿Dónde está la fuerza que persigue al que inflinge dicha “ley”? No conviene confundir arbitraje con legalidad. Aquellos que, por ejemplo, se rasgan las vestiduras cada vez que la Asamblea decide condenar a Israel, deberían al menos, tomarse la molestia de comprobar cómo y quiénes toman dichas resoluciones, y preguntarse –esto ya pura fantasía- que legitimidad tienen.

La segunda cuestión quizá sea más polémica, y es el peligroso cariz que pueden tomar determinados modos de actuar en política exterior –modos muy del agrado del presidente Zapatero- que derivan de los planteamientos políticos y filosóficos que la concepción hiperlegitimista de la ONU ha desarrollado. La ONU, que comenzó siendo la plasmación del statu quo tras la IIGM, ha ido adquiriendo con el tiempo matices ideológicos propios. En el plano filosófico y cultural, se aglutinan en lo que comúnmente se llama multiculturalismo o relativismo cultural y en el político, acelerado tras el derrumbe del bloque comunista, se fundamenta en lo que podríamos definir como concepción multipolar del mundo. Ambos planteamientos se pueden llegar a identificar de forma que pueden acabar por ser indistinguibles. Sobre el multiculturalismo, no es este el momento para criticar una doctrina sobradamente conocida y detestada por quienes siguen –seguimos- defendiendo un concepto de libertad y dignidad individual positivo y con contenido, y no esa cáscara vacía que propone el multiculturalismo y que justifica y tolera los mayores atentados a la misma. En cuanto a la concepción multipolar de mundo, baste decir que es la alternativa que proponen aquellos que perdieron la guerra fría y aquellos que temen un régimen de libertades políticas como forma de gobierno, porque mundo multipolar no es si no metáfora de antiamericanismo y de todo aquello que un régimen como el norteamericano implica. Fruto de esa unión entre antiamericanismo y multiculturalidad es, por ejemplo, ese engendro infecto llamado Alianza de Civilizaciones. ¿Quiénes apuestan por esta nueva doctrina? O dicho de otro modo, ¿quiénes “necesitan” a eso llamado ONU? La respuesta, a cinco años y tres meses después del 11-S, se vuelve cada día más clara.

Terminaré con un apunte personal. En lo que a mí respecta la ONU dejó de tener cualquier legitimidad el seis de Julio de 1995. Ese día tropas serbo-bosnias tomaban la ciudad protegida por la ONU de Srebenica asesinando a la población masculina ante la mirada, digamos, compungida, de los cascos azules.

Nada más, gracias por la paciencia si han logrado leer hasta el final.

3 comentarios:

QRM dijo...

No puedo estar más de acuerdo.

La ONU se ha convertido en un club de los tiranos para mantener la tiranía. De hecho, siempre lo fue, y es que ese statu quo de la posguerra era todo menos santo: que China o la URSS tuvieran tal peso desde el principio resta totalmente esa legitimidad que los naziprogres atribuyen al engendro. Durante la guerra fría es sistema tenía un pase como mesa de negociación perpetua entre los dos grandes. Ahora, como bien dices, los perdedores de la guerra fría y los demás enemigos de la libertad quieren que cumpla el mismo papel: que la libertad transija como cuando Stalin protegía con su enorme potencia la tiranía.

En fin, sobra la ONU, y sobra toda organización internacional que parta del multilateralismo. Ya no son los países, sino los valores, los que están enfrentados. Los países no son más que instrumentos a favor o en contra de la libertad. Y los que estamos a favor no tenemos porqué dar rango de interlocutores a los que están en contra. Hay que ir a la confrontación política, para evitar las militares en lo posible. Y hay que ir a las militares para evitar la tiranía en lo posible.

La ONU es el paradigma del racismo y el pensamiento débil. Los occidentales egocéntricos la utilizan como expiación de sus pecados liberales, como si todo el mal del mundo fuese su culpa, como si los tercermundistas fuesen imbéciles medio-humanos que no supiesen pensar ni pudiesen utilizar la libertad.

Los pobres son pobres, pero no idiotas. Y los tiranos lo son con independencia del color de su piel. No todo gira en torno a occidente, ni uno puede evitar el odio de los que nos odian. Hay que comportarse honradamente y con valor, y dejar lo que está en la cabeza de los demás para sus dueños.

Finalmente, no creo que hoy sea necesario ningún instrumento de negociación multilateral. Me inspira más confianza el gobierno de USA, que cualquier reunión de medio tiranos y tiranos completos.
El modelo de relaciones internacionales que ahora conviene a la Libertad debe parecerse al de la Roma de Antonino Pío, Trajano, Adriano y Marco Aurelio.


Saludos.

WSC dijo...

Parecemos un referéndum búlgaro (por la unanimidad, digo, jeje), ya que yo también suscribo lo antedicho, hasta la última coma.

La estructura de la ONU podía asimilarse a otras como el famoso "teléfono rojo", en un mundo al borde de una guerra nuclear y que debía controlar todos los demanes tercermundistas para evitar una chispa que incendiase el polvorín. Era como la alianza con el monstruo soviético para acabar con el nazi. Un mal necesario.

Pero ¿ahora?. Es el más podrido agujero de corrupción, totalitarismo y desvergüenza que los siglos han visto. Su "virtud" es que a ojos de la ideología dominante (la progre), su estructura es EXACTAMENTE su ideal para el dominio del mundo. Una élite de sofisticados, inteligentes, multiculturiprogres iluminados bajo cuya égida los sufridos pueblos alcanzarán el paraíso soñado. ¿Elecciones, parlamentos, contrapeso de poderes,...? eso es para las decadentes democracias burguesas. ¿Que falta hacen unas elecciones cuando ellos, evidentemente, representan el bien, la virtud, la solidaridad, para todo aquel que no sea un fascista?. Es perder el tiempo.

Que la opinión mayoritaria en la sociedad sea que una decisión de la ONU tiene mayor peso que una decisión de una cámara parlamentaria fetén, como el parlamento británico o la cámara de representantes de los EEUU, refleja la pulsión totalitaria y el abismal desconocimiento de lo que es la democracia liberal que anida en este rebaño asqueroso en el que nos hemos convertido.

En el siglo XVIII lo tenían mas claro, y los colonos americanos se rebelaron contra en legítimo parlamento inglés (con sus, evidentes, limitaciones lo más democrático y liberal que existía entonces) al grito de "No taxation without representation". O sea, que sólo puede obligarme un parlamento en el que yo tenga verdadera representación. No un contubernio de iluminados.

Y a propósito, algo muy similar ocurre con la Unión Europea, que cade vez más se parece a la ONU.

¿Solución?. EEUU se sale de la ONU, anima amablemente al organismo a que abandone la fascista y opresora Nueva York y se instale en algún paraíso de libertad y justicia (¿que tal Teherán?) y vende el edificio para apartamentos. Seguidamente se reune con Australia, Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Israel, Canadá, Reino Unido, y firman una Carta de Naciones Libres en la que establecen una alianza defensiva contra toda agresión militar, terrorista, etc,...contra uno de los estados miembros. La entrada al club queda reservada a democracias libres. Y se invita a todos aquellos que quieran unirse al club, dejando claro que EEUU y sus nuevos aliados NO INTERVENDRÁN en ningún sarao fuera de los que les afecten directamente.

Así que si Francia y Alemania necesitan asegurarse el suministro de petróleo del Golfo Pérsico, que envíen sus maravillosas flotas de guerra (jua, jua) a defender sus intereses, en vez de servirse una y otra vez de los muchachos de Alabama. Que ya está bien.

WSC dijo...

A PROPÓSITO:

FELIZ NAVIDAD A TODOS, y que se fastidien los progres.

Me voy a calzar unos buenos kilitos de grasa, unas cuantas botellas de Rioja Gran Reserva, un puñao de Montecristos (yo no soy de los de pipa, QRM), y todo lo que prohíba la sadomaso de la ministra de sanidad. Y me voy a ver todos los belenes que pueda, y puede que hasta vaya a misa. Que se jodan.