"La voluntad nacional es una de las palabras de las que los intrigantes de todos los tiempos y los déspotas de todas las épocas han abusado más. Unos han visto su expresión en los sufragios comprados por algunos agentes del poder; otros en los votos de una minoría interesada o temerosa, y los hay, incluso, que la han percibido plenamente formulada en el silencio de los pueblos y han deducido que del hecho de la obediencia nacía para ellos el derecho de mando"
A.Tocqueville, "La Democracia en América"
miércoles, enero 31, 2007
COMPAS DE ESPERA
ZP está agotado. Ya no da más de sí. Todos los votos que podía perder ya los ha perdido, concretamente en la T4 de Barajas. Después de ésto, quien siga votando a ZP es un recalcitrante incurable, un memo y un traidor.
Rajoy tampoco va a tener más oportunidades. Si cabe, ganar algún voto de la abstención, si ZP sigue como va, pero poca cosa. Hay que convocar elecciones ya, o moción de censura. Algo que rompa esta "drôle de guerre".
¿Que ocurrirá en las elecciones que se aproximan? Se admiten apuestas. Quizá solo un bombazo de Pedro J sobre el 11-M pueda sacarnos de este pernicioso impasse.
miércoles, enero 24, 2007
UN PEQUEÑO COMENTARIO PERSONAL
La situacion socio-política que vive nuestra nación no sólo está compuesta de las grandes "cifras" (11-M, pacto con la ETA, destrucción del Estado, fomento de la delincuencia, destrucción de la educación, de la clase media, de las familias,...) que podríamos llamar "macroeconomía" en una analogía con la ciencia económica, sino que tiene un reflejo en la pequeña intrahistoria de cada ciudadano ("microeconomía").
Actualmente estoy volcado en labrarme un nicho profesional que me permita ganarme la vida en cualquier país civilizado, para tener la vía de escape de la que ya hemos hablado en ocasiones anteriores, y en proporcionar a mi familia los medios materiales (un piso en propiedad, unos ahorros en un fondo, seguros médicos y de vida,...) que nos permitan mantener cierta libertad económica si vienen mal dadas, y no depender en lo posible del Estado. Tras comenzar en agosto los arduos trámites, y cumplir las estalinistas normativas, ya estoy en posesión de un arma de fuego (un escaso 22LR, con licencia deportiva de tiro olímpico, pero menos dá una piedra y es la única manera, creo, de obtener un arma corta legalmente) con la que proteger mi hogar. Trato de mantenerme al día de lo que pasa, sin descuidar las lecturas imprescindibles para mantener cierta higiene intelectual. He conseguido desconectar totalmente mi hogar de la televisión, abasteciéndome de material audiovisual ilegal (que gustazo) descargado con el emule y, desde hace poco, con las descargas que van apareciendo de LIbertaddigital Televisión (lo recomiendo). Procuro iluminar en lo posible a la gente de mi alrededor en los principios básicos de la Libertad, a ver si alguna semilla cae en tierra buena. Sigo manteniendo un punto de mala leche con pequeñas maldades para mosquear un poco a los progres irreductibles con los que me topo.
Es lo único que hago para defender la Libertad y la Nación, tratar de que cada pequeño acto de mi vida tenga sentido. ¿Es suficiente?, ¿son los pequeños actos cotidianos gotas en un torrente que pueda despedazar los diques y barreras del totalitarismo?, ¿me estoy limitando a fortificar una posición personal indefendible a la larga, dejando el campo libre al enemigo?. Son preguntas sobre las que me gustaría leer vuestras opiniones y comentarios.
¡Por cierto!, se me olvidaba. El día 3 de febrero me he apañado un viajecito a Madrid en companía de mi familia, con mi banderita de España (tengo que ver cómo preparo un mástil para adrizarla sobre el cochecito de mi hija), para cantarle las cuarenta al traidor. ANIMAOS TODOS Y A LA CALLE.
lunes, enero 15, 2007
EL PESO DE SATANÁS

Sin embargo, la retorcida mente de los asesinos nazis no había contado con el peso moral que para sus soldados este crimen descomunal iba a tener. Se comenzaron a diagnosticar casos de paranoias, depresiones gravísimas que acababan en suicidios a las pocas semanas de ser destinados a los pelotones de exterminio, casos de esquizofrenia. Ni siquiera las muy ideologizadas y fanáticas tropas de las SS consiguieron escapar al abismo que el horror causa en el verdugo. Este fue uno de los motivos por el que los nazis decidieron exterminar a los judíos de manera fría e industrial, casi de no mancharse las manos. La otra fue la conveniencia de esclavizarlos hasta la muerte, de exprimir cada gota de trabajo que sus cuerpos pudieran producir. La enferma mente que ideó la conferencia de Wansee creía que el hombre ario, como Dios, estaría libre de su conciencia. No fue así.
En la lista de Schindler - la película- son dos los temas musicales que se repiten como un leitmotiv. Uno de ellos alude a la "canción del suicida", prohibida en Checoslovaquia, Austria y Hungría antes de la guerra, porque se decía que estimulaba el suicidio de la juventud, como si de un Werther se tratase, pero en lugar de comienzos del s. XIX. en el XX. Pues bien, la elección de esta canción no es gratuita. Durante una de las fiestas que Amon Goethe, comandante del campo de Plazow, celebraba en su casa en lo alto de la colina sobre el campo, ordenó a la orquesta judía que tocara. Todos habían bebido mucho, empezando por Oscar Schindler. Pero éste era el único que aguantaba el tipo, y parece que el resto de invitados estaba borracho cuando un coronel de las SS, también ebrio, pidió a la orquesta que tocara la canción del suicida. Cuando acabaron, le pidió que volvieran a empezar, y así hasta seis veces. Finalmente, salió a la terraza sobre el campo - desde donde Goethe disparaba a los judíos por pasar el rato- , cogió su lugger y se voló la tapa de los sesos. Y yo he visto a uno de los judíos de la orquesta contándolo.
Cuenta la historia que Judas Iscariote, después de haber traicionado a Cristo por las treinta monedas profetizadas, se quitó la vida colgándose de un árbol. Cierta pena me da a mi Judas, condenado por la Providencia a desempeñar un horrendo papel. No lo soportó.
Calígula, como antes Tiberio, se mantuvo en el poder flotando en sangre. El primero directamente enloqueció, convirtiéndose en una bestia inmunda y nociva que la higiene aconsejó eliminar. Tiberio, con más aguante, se pervirtió hasta la leyenda, rodeado de efebos en Capri, cuyo único mérito era el de servir a la brutalidad erótica del Emperador, y que llegaron a constituir una suerte de orden o club exclusivo: Los spintrias.
La vorágine asesina se ha manifestado siempre, con más o menos rigor, en los monstruos que en la historia han sido: Lenin y Stalin, Hitler y Mao, Karazcik y Milosevic, ... los hijos de Satanás soportan una pesada carga, y hasta en la cara se les acaba notando. No hay retrato que como el de Dorian Gray, recopile los pecados para librar de ellos al rostro de su dueño. Se nota.
Hasta en los cuentos infantiles, el mal se advierte. A Pinocho, el injustamente considerado el mentiroso paradigmático, le crecía la nariz. A la desobediente caperucita, se la come el horrendo lobo. Y nada menos que a un ángel, pero caído, le crecieron cuernos, pezuñas y rabo .
LLámenme inocente, pero yo creo que la traición, la mentira y el rencor que guían a ZP ya se le empiezan a notar. Y le pasa como a Hitler, a Himmler o al coronel de las SS de la fiesta que antes cité: Es carne de suicidio, porque su vanidad no soportará la derrota y la vergüenza. Y su ego no aguantará que la realidad destape que todo aquello en lo que creyó era mentira. Que sus supuestos ideales no eran más que cohartadas para su rencor. Que estaban ganados para el Mal, y por eso, perdidos.
viernes, enero 12, 2007
SOY INTELIGENTE
viernes, enero 05, 2007
VÉRTIGO
lunes, enero 01, 2007
PENA CAPITAL: UN DEBATE
El pasado día veintinueve de Diciembre, moría ajusticiado el ex dictador iraquí Sadam Hussein tras ser condenado a morir en la horca por un tribunal iraquí. Como es lógico, la noticia saltó de forma inmediata al primer plano de todos los medios de comunicación (relegada rápidamente a un segundo plano por los terribles acontecimientos de Barajas). La noticia, lejos de poner de relieve las causas y acontecimientos que llevaron al tribunal a condenar a la pena capital al ex dictador iraquí, suscitó en televisiones y tertulias radiofónicas un “debate ético y moral” sobre la conveniencia de aplicar y mantener en su caso la pena capital como instrumento legal. Ni que decir tiene que no hubo debate alguno si no unánime coro condenando este “bárbaro” recurso legal que “ninguna democracia puede jamás utilizar” excepto los Estados Unidos, pero claro “ya sabemos”. Así pues debatamos. No pretenden ser estas breves líneas un estudio serio sobre el tema si no un punto de arranque, que partirá de mi propia opinión y que, modestamente, puede servir como inicio si lo que se quiere es debatir y no cantar a coro y apuntalar una opinión que, no por ser muy políticamente correcta –quizá una de las que más- sea cierta.
Iré directamente al grano. Si me preguntan si la condena a muerte de alguien como Sadam Hussein por delitos de genocidio –sobradamente probados- es justa, mi repuesta no puede ser más clara: sí.
Mis razones para ello nada tienen que ver con los sentimientos que me pueda provocar un personaje de la catadura de Sadam Hussein –sentimientos que no mencionaré ya que sobrepasan la misma repugnancia-, son razones de carácter teórico; respondería de idéntica manera si el acusado fuera otro cuyos delitos fueran semejantes.
En el comentario que realicé a la magnífica entrada de QRM: “DIOS Y LA LIBERTAD”, apunté una distinción que es necesario hacer y que considero elemental. Me refiero a la diferencia entre hombre y persona. Hombre –homo sapiens- es nuestra especie, es un hecho biológico; persona es una realidad cultural. Es evidente que la persona, no se puede reducir a sus connotaciones biológicas: como realidad cultural, la persona incluye al hombre y lo dota de atributos que obviamente trascienden lo meramente biológico (dicho de otro modo, los bonobos, que comparten cerca del 99% del material genético con el hombre, son casi humanos, pero en modo alguno son casi personas). Hablar de personas, es hablar de responsabilidades, de sujetos de derechos y obligaciones, de libertad individual y respeto a la libertad de otras personas. Pero sobre todo, hablar de personas es hablar de límites; límites que la distinguen y que en caso de traspasarlos devuelven al individuo, respecto de la sociedad de personas, a sus connotaciones biológicas: jamás podremos dejar de ser hombres, pero sí podremos abandonar la comunidad de personas.
La existencia de una comunidad de personas, implica de forma necesaria la consideración de que determinadas acciones o situaciones no pueden ser toleradas de ninguna manera, ya que de otra forma se borrarían los límites precisos que distinguen a la persona del hombre. Retomando la frase con la que QRM abría su anterior entrada: “Si existen personas, no todo está permitido; si sólo existen hombres, todo está permitido”.
Y no sólo eso –y quizá sea esta la parte más polémica- abandonar la comunidad de personas hace imposible su retorno. Una comunidad de personas no puede “readmitir” o “perdonar” a quién ha traspasado sus límites, ya que de esta manera –readmitiendo en su seno a un criminal horrendo o a un genocida, pongamos por caso- estaría dinamitando los propios límites que la distinguen, al hacer posible el viaje de ida y vuelta, es decir, todo estaría permitido. Llegado el caso de que alguien traspase los límites de una comunidad de personas, no quedan más que dos opciones: el suicidio consciente por parte del mismo –algo que se puede dar, no es extraño comprobar como a veces el responsable de un horrendo crimen acaba suicidándose-, o la institucionalización de un mecanismo que realice la misma función, es decir: la pena capital.
Nótese que mi alegato –si así se pueden llamar a estas líneas- a favor de la pena capital en determinados y muy concretos casos, nada tiene que ver con los argumentos que frecuentemente suelen esgrimir los que se oponen a la misma, es decir, nada tiene que ver con cuestiones del tipo “ley del talión” o como medida de disuasión o como venganza por parte de las víctimas. Es una cuestión de principio, la comunidad de personas tiene límites muy precisos que son infranqueables, de no ser así se borraría la diferencia entre personas y hombres. Algo que precisamente no tienen claro –por ingenuidad o interés- aquellos que siempre acaban invocando cuestiones “humanitaristas” o “humanitarias” –como si pudiéramos dejar de ser humanos- como argumento definitivo en contra de la pena capital. Decir que la ejecución de Sadam Hussein es justa –o la de Eichmann o la de terroristas responsables de atroces atentados, por ejemplo- no es una cuestión de falta de “humanidad” si no de coherencia.
Quisiera acabar felicitando el año –soy el primero en estrenar Status Civitatis en 2007- y agradecer a aquellos que hacen posible este blog, ya sea colaborando (QRM, WSC, ludfranz), aportando su opinión o simplemente leyéndolo. Espero que el próximo año nos sea a todos favorable en lo personal, ya que en lo colectivo presumo que será un año algo complicado.