"La voluntad nacional es una de las palabras de las que los intrigantes de todos los tiempos y los déspotas de todas las épocas han abusado más. Unos han visto su expresión en los sufragios comprados por algunos agentes del poder; otros en los votos de una minoría interesada o temerosa, y los hay, incluso, que la han percibido plenamente formulada en el silencio de los pueblos y han deducido que del hecho de la obediencia nacía para ellos el derecho de mando"

A.Tocqueville, "La Democracia en América"

domingo, noviembre 19, 2006

LA GRAN IMPOSTURA

Izquierda e Islam. De todas las imposturas cometidas por la izquierda, su alianza con el Islam, ha sido quizá su mayor locura. ¿Por qué? ¿Cómo? Me gustaría tratar someramente estas cuestiones.

Hay que decir, en primer lugar que dicha alianza viene de lejos. Se fue forjando paulatinamente durante los años sesenta y setenta del siglo veinte, cristalizó durante los ochenta y se ha convertido en ingrediente esencial de los movimientos de izquierda tras la caída del muro. En mi opinión, a diferencia de lo que pueda parecer a primera vista, no ha sido una alianza contra natura, más bien al contrario, es fruto de un proceso que culminó con el derrumbe del llamado comunismo real. Veamos como.

La alianza entra entre izquierda (o izquierdas) e Islam es fruto de un proceso que opera a través de tres vectores complementarios.

Primero. La secuencia antisemitismo-antisionismo-pro movimientos palestinos. Basta hacer un repaso de los movimientos de izquierda (comunistas y socialistas) anteriores a la Segunda Guerra Mundial, para constatar un hecho evidente: el declarado antisemitismo de muchos de sus militantes y simpatizantes. En esta época el antisemitismo atraviesa de manera transversal la política europea, y acaba siendo patrimonio de opciones manifiestamente antiliberales y populistas, sean de derechas o de izquierdas. Tras la Segunda Guerra Mundial, el antisemitismo es una palabra proscrita, pero no su contenido, éste encuentra su salida natural en la oposición de muchos movimientos de izquierda a la constitución del Estado de Israel. Aún hoy el antisionismo es defendido abiertamente por buena parte de una izquierda, más o menos radical, europea. Defender la desaparición de un estado legalmente constituido y democrático como Israel, puede resultar difícil de asumir, a menos de forma explícita, de manera que aparece una segunda metamorfosis del fenómeno: el apoyo sesgado, parcial y acrítico a los movimientos palestinos. En esta tercera forma es en la que se mueve la izquierda de manera mayoritaria.

Segundo. El binomio antiimperialismo-antiamericanismo. Se podría decir que el antiimperialismo, o en su versión actual, antiamericanismo, ha actuado a lo largo del siglo veinte a modo de sustancia aristotélica, la cual ha permanecido inmutable en la transformación ideológica sufrida por la izquierda tras la caída del muro. Se ha pasado de las formas marxistas a nuevas formas más difusas y vagas, pero que comparten una misma sustancia: el rechazo al capitalismo como sistema económico y al liberalismo como político. En esta dinámica el Islam fue visto en principio como aliado coyuntural, y actualmente como aliado natural.

Y tercero. La apropiación por parte de la izquierda de la doctrina del multiculturalismo. Esta doctrina, que erróneamente defiende una pretendida equiparación (equiparación en base a qué) de las culturas entendidas como compartimentos estancos, ha pasado a convertirse en un antioccidentalismo ramplón. De manera que se ha dado la paradoja de que el multiculturalismo se ha reducido a la defensa, incluso a costa de valores que consideramos irrenunciables, de una cultura, el Islam, caracterizada precisamente por una visión totalizadora y excluyente de todo aquello que considera ajeno a sus valores, es decir, nada multiculturalista.

Estos tres ejes, han posibilitado la actual alianza entre las izquierdas e Islam. Alianza, que no por previsible, resulta menos suicida. Baste recordar, a modo de ejemplo, la ingenua opción que tomó en su día la izquierda iraní: apoyar el regreso de Jomeini y de su revolución, para luego ser laminados de forma implacable por la teocracia de los ayatolás. Entender el cómo no lleva siempre emparejado entender el por qué. Causa verdadera perplejidad, por no decir sonrojo, ver cómo adalides de la democracia, la igualdad política y jurídica de sexos y la libertad sexual, defienden, entienden o justifican, precisamente a aquellos que jamás han podido dotarse de un régimen democrático, que condenan a la mujer a un segundo plano humillante y degradante, y que consideran a la homosexualidad una aberración punible incluso con la muerte.

¿Tal es el grado de odio que les inspira aquello que realmente son? ¿A qué estadio de majadería han llegado?

No me gustan las analogías históricas, suelen ser inexactas, pero al analizar la alianza entre izquierda e Islam, no puedo dejar de pensar en la traición de los hijos de Witiza.

3 comentarios:

QRM dijo...

Efectivamente, la izquierda y el islam tienen un enemigo común: la libertad, que es la nuez de nuestra civilización. Es su enemigo más odiado, y contra él, los fachirrojos están dispuestos a aliarse con el mismísimo demonio, con el mal absoluto, con el islam. El porqué del odio a la libertad es algo complejo que ya ha sido tratado, y seguro volverá a serlo.

Por orden jerárquico, creo que la importancia de los vectores que confluyen sería 2-3-1. En lo demás estoy de acuerdo contigo, fermat.

Ludfranz: También coincido contigo, amigo. Sólo me gustaría purificar un poco el concepto de ilustración, que como un cajón de sastre abarca abominaciones como las de Rousseau pero también a Montesquieu, y herederos suyos son Marx pero también Adam Smith o A. Tocqueville. La libertad y la esclavitud pertenecen a la ilustración, como lo hacen la revolución americana y la nefasta revolución francesa.

En cualquier caso, me sorprende comprobar que aún no has confirmado tu ingreso en el blog. No sé si es que tienes algún problema tecnológico. Para cualquier duda, ponte en contacto con alguno de los miembros del "equipo" -así le llama blogger. aunque a mí me parece algo cursi-. Estamos deseando leer tus entradas.

Saludos a todos, amigos.

QRM dijo...

Amigo ludfranz:

En cuanto a lo de aceptar entrar en el blog, no se si se hace por e-mail o por blogger directamente. WSC o fermat te pueden informar mejor. Yo fui el primero, luego no tuve que sumarme y aceptar, como vas a hacer tu. Pero no debe ser difícil. Prueba entrando en Miembros, en Blogger.

En cuanto a lo otro, yo creo que los progres no aceptan una idea de libertad. Ellos no toleran que nosotros no les obedezcamos. Cuando se habla de libertad no se refiere uno a no tener límites en la acción, sino a permitir todo aquello que a los demás no limite su libertad. Por eso los fachirrojos son estatistas. No se fían del individuo y sí del estado cuando son ellos los que controlan a éste último. Debajo de cada uno de ellos se oculta un desalmado Stalin, mas o menos bruto, pero siempre con complejo de superioridad, creyéndose autorizado, no se yo muy bien porqué, para controlar nuestra vida: la educación de nuestros hijos, lo que comemos, hasta la moral sexual, nuestro dinero...todo. Eso no es libertad. Y probablemente aquí sí tengas razón; yo siempre he creído que su aversión a la libertad/responsabilidad -pues son inseparables- dimana de su mediocridad, de su "enanismo", como tu dices. Son unos déspotas apenas encubiertos, y ni siquiera el déspota es libre, aunque pueda hacerlo todo, pues le falta el apoyo y respeto recíproco de los demás ciudadanos, que en Nación acuerdan protegerse recíprocamente su libertad. Es esclavo de la violencia, física o intelectual, que debe ejercer sin tregua para mantenerse.

Yo creo que la grandeza de occidente y lo que lo distingue del resto del mundo, de India, China o del Islam es la libertad, y fruto de esa íntima concepción de respeto por el otro nace la cultura y la propia civilización.

Saludos, y ojalá arreglemos lo tuyo con la tecnología.

pacobetis dijo...

Estoy bastante de acuerdo con lo que habeis expresado sobre el carácter liberticida de buena parte de la izquierda y del odio manifiesto hacía todo lo que representa el mundo occidental. Esto les hace cercanos a cualquier movimiento revolucionario del tercer mundo, sea del signo que sea. Siempre estará bien si contribuye a debilitar nuestra civilización.
Ahora bien, no caigamos en la equivocación de meter a todos esos movimientos en el mismo saco, tal y como hacen los progres.
Entre India, China, el Vietnam de los 70, los grupos revolucionarios africanos, las guerrillas sudamericanas,.... y el Islam hay un abismo enorme: los primeros son un problema sobre todo para sus propios pueblos y sus vecinos. Pueden incordiar, pueden hacer daño, incluso mucho (recordemos a los jemeres rojos de Camboya), pero siempre será de manera más o menos limitada y buscando un objetivo concreto.
El Islam tiene un solo objetivo: conseguir que toda la humanidad preste "sumisión" a su dios. No hay otra, todo lo demás es el camino para llegar a eso. No aceptarán ningún aliado que no se someta.
Como dijo Albiac en un artículo:
Matan o son matados.
No queda otra alternativa.